sus indicaciones. El kybernetes quedó entonces dueño de la situación. El Espíritu Santo otorga a algunos miembros del cuerpo el don de administración, para capacitar a la iglesia para cumplir su función. El administrador tiene la labor espiritual de producir los medios para conducir al rebaño a los objetivos (puertos) de los propósitos de Dios (Timoteo 1:7). En el tiempo de Pablo las congregaciones crecían con rapidez, y los administradores tenían que conducir a la comunidad sorteando “tormentas”
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